sábado, 6 de junio de 2015

Consenso

Y consensuó con la almohada
no tener que buscarla, cada noche,
en su ex lado de la cama.

#Microcuento

Microcuento

¡Un beso de ésos!
¡Que te taponen los oídos
de lo alto que te elevan!

#Microcuento

Microcuento

Esta noche vestiré
mis mejores sentimientos.
¿Y si nos da por acudir
al reestreno de tu cuerpo?

#Microcuento

Microcuento

Tenía una mirada
capaz de sonrojar cualquier
atardecer de otoño...

#Microcuento

Microcuento

Siempre alerta, precavido.
Nunca quiso sentirse
'como pez en el agua',
pues sabía que hasta éstos
se pueden ahogar...

#Microcuento

Microcuento

Y luego estaba tu "Tú",
conquistando por orden
cada uno de mis pronombres
personales...

#Microcuento

Microcuento

Supuso que ese,
al final, era el problema;
demasiadas ranas
para tan pocas princesas...

#Microcuento

Microcuento

Ella, que siempre esperaba un "Quédate" para marcharse...

#Microcuento

Microcuento

Despertarme,
asomarme a la ventana
y ver tu coche aparcado,
junto a mi portal...
¡Eso, eso es arte urbano!

#Microcuento

Microcuento

Y como buen soñador,
no se conformó sólo con soñar...

#Microcuento

Microcuento

Y ambos volvieron a casa,
como cada tarde, a planificar
su próximo encuentro casual
por la calle...

#Microcuento

viernes, 5 de junio de 2015

Microcuento

Se acostó sobre su brazo y su brazo se quedó dormido.
Se acostó sobre su orgullo y fue rechazo lo que despertó.

#Microcuento

Microcuento

Pasó poco tiempo hasta que volvió a reconocer su olor,
sus huellas, su rastro.
No era nadie en especial,
sólo él mismo...

#Microcuento

Microcuento

-¿Y prometes que no me harás daño?
-Te prometo no ser como tú, que es aún mejor...

#Microcuento

Microcuento

Y ahí quedó esa sirena, en la orilla,
con ganas de cantarle al navegante
lo que un día le compuso
sin saber que zarparía...

#Microcuento

miércoles, 3 de junio de 2015

Tu aeropuerto

Tu cuerpo es la terminal donde aterrizan mis principios cada noche,
el billete de ida de un viaje eterno hacia el cosmos de tus ojos,
donde cada lunar en el cuello se convierte en una escala improvisada.
Tomando impulso, por la rampa de tus piernas, para el vuelo sin motor.

Voy ligero, sólo llevo un abrazo sin recibo que compré en tu último invierno,
cuando no te atrevías a vivir la realidad sin la niebla matutina.
Facturo cada uno de los versos que escribió tu pulgar en la palma de mi mano,
y tu maleta sin vestidos, que tu nudismo se convierta en mi rutina.

Aún no ha empezado el camino y ya intuyo, subiendo por tu pecho, el horizonte.
El relieve de tu cuerpo, cartografiado por las yemas de mis dedos.
Compro la guía de viaje por los parajes aún vírgenes que guardas en tu cama.
Y de camino al embarque voy dejando sin cobertura cada uno de mis miedos.

Vuelvo a repasar las coordenadas que tatuaste en tu cintura,
y me desoriento con la mejor brújula: tu tacto con las luces apagadas.
Lo reconozco, muero y resucito con la impuntualidad de un beso,
con el overbooking de caricias que concentra la dermis de tus sábanas.

No sé el número exacto de pasajeros que transitaron con tus alas,
pero me fundo a mi asiento y desconozco el destino donde acabe mi equipaje.
Porque en tu aeropuerto se extraviaron más personas que maletas.
Porque jamás comprendí cómo puedes ser despegue, recorrido y aterrizaje...




Ilustrado por Calle